Columna de humor #4 - Experiencia en kayak con un perro

Iba a ser nuestro momento, tranquila y pacíficamente a lo largo de la costa sur de la playa de Benagil en kayak, cruzando las diversas cuevas y arcos y manteniendo grabado para siempre este hermoso momento ... ¡Qué ingenuo!

Tan pronto como llegamos, el acceso es difícil, por lo que hay mucha gente. Las empresas de kayak están allí por diez con el mismo precio 15 € por persona durante 1h30, sin importar el kayak, el lugar, etc ... El precio es el mismo.

Así que optamos por un kayak de 3 plazas para que Lobo sea su asiento entre Carolina y yo. Lobo, en palabras de Carolina, habiendo navegado en kayak antes y permaneciendo quieto todo el tiempo.

El acceso a la playa, extremadamente estrecho, es una pila de kayaks y un montón de turistas. Todos ellos, sin excepción, están fascinados por el único perro capaz de montar en kayak. Todos quieren tocarlo, acariciarlo, llamarlo, tomarle una foto... Y luchamos con nuestro kayak para tratar de levantarlo sin la ayuda de nadie. Terminamos arreglándonos lo mejor que podemos, pensando que la parte más difícil quedó atrás, pero la realidad es muy diferente.

En el mar, los cientos de kayaks se mezclan con docenas de barcos turísticos que hacen mucha agitación y olas que hacen que la navegación sea inestable. Si sumamos todas las personas que llaman Lobo (¿con qué fin?), tenemos un perro que no encuentra su comodidad, estabilidad y quiere salir del kayak más de una vez.

La parada en la cueva de Benagil resumirá la situación general: kayaks, personas, olas y un perro totalmente perdido, difícil de controlar.

Definitivamente, esta experiencia de kayak permanecerá grabada... ¡Pero no de la manera que imaginábamos!